martes, 3 de abril de 2012

Sueño de mi felicidad

¿Donde estaba? ¿Por qué todo era gris y negro? Me encontraba parada en un enorme cuarto color gris, al fondo todo negro, bajé la mirada, tenía puesto aquel vestido de novia improvisado, ¿Por qué lo portaba? Al alzar la mirada lo vi, ahí sentado apoyando sus manos en una mesa de madera blanca, me sonrió, estaba con un traje blanco, corrí hacia él, pude tocar sus manos, aquellas manos cálidas y suaves que hacia tiempo no tocaba, me acerqué a él, lo miré, sonreí, me sonrió y le dí un beso, ese beso que logro hacerme sentir viva aún sabiendo que era un sueño, lo abracé con fuerza, no quería dejarlo, escuché su risa juguetona.
-¡Ve a cambiarte!-dijo con calma
Sin más, salí de ese lugar gris, mi madre esperaba afuera, aún con ese vestido caminé de la mano de ella.
-¡Ve hija!-me decía sonriente-En mi cuarto puedes encontrar todo-
Caminé por un suelo empedrado, mis botas converse blancas me protegían, caminé hasta llegar a un barandal de mármol, inicie subiendo las escaleras de piedra, llegué a una blanca puerta la abrí, todo era muy hermoso, entré al cuarto de mi madre y justo en un gran armario encontré varios vestidos guardados en bolsas de tintorería, sin más me puse un blanco vestido, salí de ahí descalza. ¿Por qué no sentía el frió suelo? ¿Por qué no me dolían las pequeñas piedras enterradas en mis pies? Al llegar de nuevo a ese salón todo era colorido y brillante, lo busqué, caminé ahora por un suelo de pétalos de rosa, el estaba parado con un smoking blanco, aquella sonrisa reluciente, caminé hacia él, ¿Acaso esto era un altar? ¿Acaso cumpliriamos la promesa de casarnos religiosamente? Si eso implicaba que estaríamos más unidos, lo haría, tomé su mano, sentí como la apretaba, lo abracé, alcé la vista y lo bese. ¿Cómo podía sentirlo tan real? Era solo un sueño, aún en sueños derramé lágrimas de felicidad, estaría con él más unida que nunca.
-Te amo-logró decir
-Yo más..Mucho más, Ricardo-dije sonriente
Y entonces, todo comenzó a teñirse de blanco, aún abrazada a él, aún sintiendo la calidez de su cuerpo logre decirle.
-Para siempre-
Y entonces desperté entre lágrimas, pero curiosamente feliz y tranquila...

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