jueves, 24 de noviembre de 2011

Mirando las estrellas.


Cuando era niña, y observaba las estrellas siempre mis ojos brillaban como ellas, anhelaba ser ya mayor, soñaba cada día con mi felicidad.

Me veía siendo la mejor gimnasta, cargando un ramo de rosas, mi principe azul esperando frente a mi casa, mi familia feliz, mi madre y mi padre sonrientes, mi estudio con varios planos en el taburete, una taza de café de Snoopy y sobretodo un hogar acojedor.

Pero pronto descubrí que todo era mentirá, me terminé lastimando el brazo y los tobillos a tal grado de quedar fuera de las ultimas competencias importantes, mi principe azul se quedó a la mitad de nuestro cuento de felicidad, mi familia feliz resultó ser doble cara, la hipocrecía reinaba en esa casa, todos me daban la espalda, me dejarón a mi suerte, mi estudio de arquitectura se vió sólo en un sueño, tan truncado como la gimnasia, se convirtio en un estudio lleno de papeles financieron debido a que mi padre se adueño de mi espacio, mi taza de Snoopy fué lo único que logré conseguir, mientras que mi hogar acojedor sólo duro un año, porque despues, todo desaparecio.

Ahora que observo las estrellas, recuerdo cada parte de mis metas que quedarón tan sólo en el pasado.
Sueños eran, sueños serán.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Feliz cumpleaños Ana Paula.



Feliz cumpleaños Ana Paula.

Hoy estarías en mis brazos, hace 7 meses confirmaron tu fecha de nacimiento, contabas con 2 meses de vida en mi vientre, tu papá y yo estábamos tan felices por tu llegada que inmediatamente comenzamos a decorar el cuarto, a buscar nombres, a buscar el lugar de tu llegada, eras tan deseada y querida que eso me llevo a ser egoísta.
Todo parecía tan perfecto que yo ya había construido un mundo tuyo y mio, todo se me hacía una fantasía hecha realidad, todo indicaba que serías tan valiente, tan fuerte, tan hermosa, tan talentosa, eso me llenaba de orgullo.
Tu padre estaba tan entusiasmado por tu existencia, aquella sonrisa no desaparecía, enfrento varios conflictos laborales que aunque le costaron los venció por ti, tenías un papá tan fuerte y tan valiente que lo amaba con toda el alma.
Ana Paula fue el nombre que escogimos para ti cuando nos enteramos que serías nuestra niña adorada, ¿Por qué ese nombre? Bueno, yo tengo una amiga llamada Ana Ivett, y sinceramente Ana es uno de mis nombres favoritos, Paula fue seleccionado por tu papá para recordar a una chef muy importante para él y por supuesto también para mi.
¿Por qué? ¿Por qué me abandonaste? Me odie cuando el doctor me informo que tu, ya no estabas más en mi vientre, me sentí muerta, mi propio cuerpo había exterminado tu frágil cuerpo, que impotente me sentí.
Tu papá me daba ánimos, me decía que su Dios necesitaba más ángeles para que el cielo fuera azul, que tu volverías, que nos cuidarías, eso me hacía sentir aún peor.
Te deseaba tanto en mis brazos que me aleje de la realidad, me la pasaba en tu cuarto cada día, me olvide de quien era yo, y después de eso, tu papá decidió irse contigo.
Hoy estarías aquí, sin embargo, todo tiene un limite y mi cuerpo estaba en lo extremo.
Ana Paula, aunque estuviste sólo 3 meses dentro de mi, tu partida me dolió lo suficiente como para olvidar mi propio nombre.
Cumpliriamos años el mismo día.

Ahora te recuerdo con ternura y amor, ahora te recuerdo con una sonrisa, porque se, que eres feliz.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Sueño de una mente perturbada.

Era una tarde nublada, me encontraba sacando del closet unos vestidos cuando entró mamá sonriente.
-Me casaré-decía colocando un blanco vestido sobre mi percha-Alegrate, visteté rápido, la misa es hoy en una hora-
Su sonrisa radiante parecía real, observé a papá parado en la puerta, su mirada triste me hacía sentir mal, mamá salio con el vestido cantando y bailando, saqué un vestido y me lo probé, me observé en el espejo y noté algo raro, en efecto, era anorexia, toqué mis costillas y solté un aterrador grito, el pequeño vestido se veía fatal, cerré con fuerza los ojos y cuando los abrí.
-¿Daniel?-grite-Daniel, baja de ahí-
Me encontraba en la azotea, el nublado cielo permitía una visibilidad clara, Daniel tenía los brazos extendidos y miraba al cielo, gritaba algo pero no podía escucharlo, tenía miedo de que se cayera.
-Baja de ahí-
En ese momento, su cuerpo se lanzó, en la misma posición que estaba cuando tocaba aún el suelo, vi caer su cuerpo y cuando me asome a ver la aterradora escena, no había nada.
Cerré los ojos y al abrirlos me encontraba de nuevo en mi cuarto, está vez no había más espejos, me apoye en el tocador y observe mi rostro, ya no estaba pálido ni huesudo, me sentía normal, había entrado Denisse a mi cuarto con un blanco vestido.
-Me casaré con Daniel-decía gritando y arrojándome el ramo de rosas-Me casó-
-¿Qué?-no podía creerlo-¿Cuando?-
-Hoy, en una hora, te espero-salía corriendo aventando rosas al aire-Soy feliz-
Cerré los ojos con lentitud, al volverlos a abrir estaba en lo que parecía ser una iglesia, caminé por la alfombra roja y observando a 2 personas de blanco, esperando la llegada de su futuro esposo, veía todo vacío, seguía caminando hasta llegar a las novias de blanco, quería pararme frente a ellas pero algo me lo impedía, observé una sombra que se retorcía, quería salir de la iglesia pero no podía moverme, comencé lentamente a cerrar los ojos y entonces.
Caminaba por la calle, era ya de noche y la lluvia me obligaba a bajar la vista, algo raro noté, caminaba sobre sangre, las gotas de lluvia se estrellaban en mi cuerpo, cada gota era una navaja enterrada, no podía creerlo, seguía caminando buscando el origen de la sangre hasta que llegué a una casa, era vieja, estaba sucia y oscura, al abrir el portón se encontraba mi abuela sentada mirándome.
Escuchaba los gritos histéricos de mi hermana y los gritos de dolor de mi sobrina, bajaba la mirada y observaba la sangre correr, estaba dispuesta a entrar cuando todo se ilumino y vi a mi hermana con la mano ensangrentada, mi sobrina estaba completamente destrozada, la sangre seguía corriendo, tomaba el cuerpo casi muerto y lo aventaba, gritaba del dolor, no pude evitar gritar, al caer el cuerpo al suelo la sangre salpico, mencionándome el rostro, quería correr y cuando por fin pude hacerlo se aparecía Daniel, estaba sangrando de la frente.
-Estas en casa-decía cayendo al suelo
No podía salir de ahí, la sangre corría en el suelo y yo, estaba en casa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Un día de vida.

Su loción, no olvidaré ese dulce aroma que lo hacia único, su porte elegante y su sonrisa radiante.
En la mañana solíamos desayunar rápido debido a su trabajo y la escuela. Pasaba el tiempo pensando en él, era la única forma de no olvidarlo.
Me llamaba cada 6 horas para cuestionarme sobre mi salud, yo respondía a todo que si, y dudaba sobre el verlo en la noche.
-¿Te esperaré a cenar?-decía yo mientras miraba el cielo
-No, no me esperes, llegaré muy tarde, será mejor que duermas en casa de tus padres-
-¿Qué?-reprochaba-Mi casa es el lugar donde estoy ahora contigo, no me iré-
-Trataré de cenar contigo-
-Me parece bien, comprenderé si no puedes, sabes que lo haces por obligación-
-Si, bueno, te veo en la noche, te amo-
-Yo también te amo, adiós-colgaba sonriendo
La tarde la pasaba en casa haciendo tarea, jugando con su computadora, viendo el cielo desde la cama ó con los perros.
Me quedaba dormida esperando su llegada, pasando más de las tres de la madrugada se escuchaba ruido en la sala, bajaba con cuidado y lo primero que veía eran esos zapatos negros, me acercaba con cuidado y lo veía profundamente dormido, observaba la puerta y la cerraba correctamente, me volvía a acercar a él y le quitaba los zapatos y desabotonaba su filipina, con dificultad se la quitaba, tan dormida estaba que no sentía la brusquedad del movimiento, el sofá se hacía cama, tiraba de la palanca y acomodaba su cuerpo, lo cubría con una manta y me acostaba a su lado, dormir con el era algo maravilloso.
Al despertar estaba vacío el sofá, buscaba su cuerpo y lo veía bajando totalmente bañado y bien vestido.
-Lo siento, debo irme a una reunión-decía tomando una pequeña mochila-Te veo después-besaba mi frente y se escuchaba el auto encenderse
-Sola otra vez-decía mirando la manta-Otra vez-me acostaba de nuevo
Me costaba mucho el no verlo a mi lado, pero así era esto, si me daba por vencida tan rápido no contribuiría en nada a mejorar y mantener la relación.
Al llegar la noche me la pasaba escribiendo ó viendo vídeos musicales, al llegar el me sentía un tanto incomoda y a la vez frustrada, me observaba y entraba a la cocina como si nada.
Preparaba algo de cenar y se sentaba a mi lado, masticaba mientras me observaba, era una gran tensión tener que verlo.
-Lo siento-decía de la nada
-¿Por qué lo sientes?-preguntaba sorprendido
-No soy buena esposa-bajaba la mirada
-Eres perfecta para mi porque tienes desperfectos que me encantan-
Miraba sus ojos y lo abrazaba
-No sé que haría sin ti-
-Ni yo-
Se subía a dormir antes que yo, cuando entraba a la recámara su cuerpo era visto por la luz de la luna, me acercaba con lentitud, mi respiración se hacía pesada, me acostaba delicadamente hasta quedarme dormida.
Los domingos solíamos comer fuera, no era nada fuera de lo normal, pero...¿Acaso no me aburría de tener una vida matrimonial tan monótona? Ni yo misma se, cuando lo viví me parecía tan irreal que era feliz. Extraño esos momentos de felicidad incomoda, pero eso era, felicidad.