viernes, 4 de noviembre de 2011

Un día de vida.

Su loción, no olvidaré ese dulce aroma que lo hacia único, su porte elegante y su sonrisa radiante.
En la mañana solíamos desayunar rápido debido a su trabajo y la escuela. Pasaba el tiempo pensando en él, era la única forma de no olvidarlo.
Me llamaba cada 6 horas para cuestionarme sobre mi salud, yo respondía a todo que si, y dudaba sobre el verlo en la noche.
-¿Te esperaré a cenar?-decía yo mientras miraba el cielo
-No, no me esperes, llegaré muy tarde, será mejor que duermas en casa de tus padres-
-¿Qué?-reprochaba-Mi casa es el lugar donde estoy ahora contigo, no me iré-
-Trataré de cenar contigo-
-Me parece bien, comprenderé si no puedes, sabes que lo haces por obligación-
-Si, bueno, te veo en la noche, te amo-
-Yo también te amo, adiós-colgaba sonriendo
La tarde la pasaba en casa haciendo tarea, jugando con su computadora, viendo el cielo desde la cama ó con los perros.
Me quedaba dormida esperando su llegada, pasando más de las tres de la madrugada se escuchaba ruido en la sala, bajaba con cuidado y lo primero que veía eran esos zapatos negros, me acercaba con cuidado y lo veía profundamente dormido, observaba la puerta y la cerraba correctamente, me volvía a acercar a él y le quitaba los zapatos y desabotonaba su filipina, con dificultad se la quitaba, tan dormida estaba que no sentía la brusquedad del movimiento, el sofá se hacía cama, tiraba de la palanca y acomodaba su cuerpo, lo cubría con una manta y me acostaba a su lado, dormir con el era algo maravilloso.
Al despertar estaba vacío el sofá, buscaba su cuerpo y lo veía bajando totalmente bañado y bien vestido.
-Lo siento, debo irme a una reunión-decía tomando una pequeña mochila-Te veo después-besaba mi frente y se escuchaba el auto encenderse
-Sola otra vez-decía mirando la manta-Otra vez-me acostaba de nuevo
Me costaba mucho el no verlo a mi lado, pero así era esto, si me daba por vencida tan rápido no contribuiría en nada a mejorar y mantener la relación.
Al llegar la noche me la pasaba escribiendo ó viendo vídeos musicales, al llegar el me sentía un tanto incomoda y a la vez frustrada, me observaba y entraba a la cocina como si nada.
Preparaba algo de cenar y se sentaba a mi lado, masticaba mientras me observaba, era una gran tensión tener que verlo.
-Lo siento-decía de la nada
-¿Por qué lo sientes?-preguntaba sorprendido
-No soy buena esposa-bajaba la mirada
-Eres perfecta para mi porque tienes desperfectos que me encantan-
Miraba sus ojos y lo abrazaba
-No sé que haría sin ti-
-Ni yo-
Se subía a dormir antes que yo, cuando entraba a la recámara su cuerpo era visto por la luz de la luna, me acercaba con lentitud, mi respiración se hacía pesada, me acostaba delicadamente hasta quedarme dormida.
Los domingos solíamos comer fuera, no era nada fuera de lo normal, pero...¿Acaso no me aburría de tener una vida matrimonial tan monótona? Ni yo misma se, cuando lo viví me parecía tan irreal que era feliz. Extraño esos momentos de felicidad incomoda, pero eso era, felicidad.

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