lunes, 7 de noviembre de 2011

Sueño de una mente perturbada.

Era una tarde nublada, me encontraba sacando del closet unos vestidos cuando entró mamá sonriente.
-Me casaré-decía colocando un blanco vestido sobre mi percha-Alegrate, visteté rápido, la misa es hoy en una hora-
Su sonrisa radiante parecía real, observé a papá parado en la puerta, su mirada triste me hacía sentir mal, mamá salio con el vestido cantando y bailando, saqué un vestido y me lo probé, me observé en el espejo y noté algo raro, en efecto, era anorexia, toqué mis costillas y solté un aterrador grito, el pequeño vestido se veía fatal, cerré con fuerza los ojos y cuando los abrí.
-¿Daniel?-grite-Daniel, baja de ahí-
Me encontraba en la azotea, el nublado cielo permitía una visibilidad clara, Daniel tenía los brazos extendidos y miraba al cielo, gritaba algo pero no podía escucharlo, tenía miedo de que se cayera.
-Baja de ahí-
En ese momento, su cuerpo se lanzó, en la misma posición que estaba cuando tocaba aún el suelo, vi caer su cuerpo y cuando me asome a ver la aterradora escena, no había nada.
Cerré los ojos y al abrirlos me encontraba de nuevo en mi cuarto, está vez no había más espejos, me apoye en el tocador y observe mi rostro, ya no estaba pálido ni huesudo, me sentía normal, había entrado Denisse a mi cuarto con un blanco vestido.
-Me casaré con Daniel-decía gritando y arrojándome el ramo de rosas-Me casó-
-¿Qué?-no podía creerlo-¿Cuando?-
-Hoy, en una hora, te espero-salía corriendo aventando rosas al aire-Soy feliz-
Cerré los ojos con lentitud, al volverlos a abrir estaba en lo que parecía ser una iglesia, caminé por la alfombra roja y observando a 2 personas de blanco, esperando la llegada de su futuro esposo, veía todo vacío, seguía caminando hasta llegar a las novias de blanco, quería pararme frente a ellas pero algo me lo impedía, observé una sombra que se retorcía, quería salir de la iglesia pero no podía moverme, comencé lentamente a cerrar los ojos y entonces.
Caminaba por la calle, era ya de noche y la lluvia me obligaba a bajar la vista, algo raro noté, caminaba sobre sangre, las gotas de lluvia se estrellaban en mi cuerpo, cada gota era una navaja enterrada, no podía creerlo, seguía caminando buscando el origen de la sangre hasta que llegué a una casa, era vieja, estaba sucia y oscura, al abrir el portón se encontraba mi abuela sentada mirándome.
Escuchaba los gritos histéricos de mi hermana y los gritos de dolor de mi sobrina, bajaba la mirada y observaba la sangre correr, estaba dispuesta a entrar cuando todo se ilumino y vi a mi hermana con la mano ensangrentada, mi sobrina estaba completamente destrozada, la sangre seguía corriendo, tomaba el cuerpo casi muerto y lo aventaba, gritaba del dolor, no pude evitar gritar, al caer el cuerpo al suelo la sangre salpico, mencionándome el rostro, quería correr y cuando por fin pude hacerlo se aparecía Daniel, estaba sangrando de la frente.
-Estas en casa-decía cayendo al suelo
No podía salir de ahí, la sangre corría en el suelo y yo, estaba en casa.

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